El triunfo de la revolución comunista en China el 1 de octubre de 1949 alteró completamente el equilibrio geoestratégico de Asia Oriental. Stalin, que venía de sufrir serios reveses en Europa (como el fracaso del bloqueo de Berlín o el cisma yugoslavo), quiso recuperar terreno en Asia y dio su aprobación a un ataque norcoreano a Corea del Sur. Así, el 25 de junio de 1950, las tropas de Kim Il-sung atravesaron el paralelo 38º y avanzaron hacia el sur, arrasando prácticamente a las fuerzas surcoreanas, que apenas pudieron replegarse en torno a Pusan.
La reacción de los estadounidenses, para la sorpresa
de Stalin, fue inmediata. Washington pidió la convocatoria del Consejo de Seguridad de la ONU y consiguió un mandato para
ponerse al frente de un ejército que respondiera a la agresión norcoreana. La
ausencia del delegado soviético, que había rechazado asistir a las reuniones
del Consejo como protesta por la negativa estadounidense de aceptar a la China
Popular en él, propició esta resolución.
Las tropas multinacionales de la ONU, en la práctica
el ejército norteamericano al mando del general MacArthur, recuperaron
rápidamente el terreno perdido y el 19 de octubre tomaron Pyongyang, la capital
de Corea del Norte.
Tres días antes, el 16 de octubre, tropas chinas con
masivo apoyo militar soviético penetraron en Corea haciendo retroceder al
ejército estadounidense. El 4 de enero de 1951, las tropas comunistas retomaron
Seúl.
En ese momento, MacArthur propuso el bombardeo atómico
del norte de China. Tanto el presidente Truman como la mayoría del Congreso
reaccionaron alarmados ante una reacción que podía llevar al enfrentamiento
nuclear con la URSS. En un enfrentamiento cada vez más abierto, Truman destituyó
a MacArthur entre las protestas de la derecha republicano y lo sustituyó por el
general Ridgway.
La Unión Soviética por su parte manifestó su intención
de no intervenir en el conflicto y su deseo de que coexistieran dos sistemas
diferentes en la península. El "empate militar" llevó a la apertura
de negociaciones que concluirían en julio de 1953, poco después de la muerte de
Stalin, con la firma del Armisticio en Panmunjong. En él se acordó una nueva línea de
demarcación que serpentea en torno al paralelo 38º, que se sigue manteniendo.La Guerra de Corea 1950 - 1953
En cuanto al coste de vidas, fue muy alto; se estima
que Corea del Sur y sus aliados
tuvieron cerca de 778 000 muertos, heridos y mutilados, mientras que el
bando de Corea
del Norte tuvo entre 1 187 000 y 1 545 000;
además 2,5 millones de civiles muertos y heridos, 5 millones quedaron sin hogar
y quedaron más de 2 millones de refugiados. Esto la hace una de las guerras más
sangrientas desde la Segunda
Guerra Mundial. Unos 54 000 estadounidenses y 500 000
chinos murieron en la guerra.
Comienzo de la guerra
Según la historiografía comunista, Corea del Sur
efectuó un primer ataque. La versión más aceptada dice que el 25 de junio de
1950 las fuerzas de Corea del Norte se movilizaron hacia el sur en masa
(100 000 hombres). Usando el equipamiento soviético y
con enormes reservas, su ataque sorpresa fue un éxito aplastante. En pocos días
las fuerzas militares de Corea del Sur ya estaban en total retirada y, junto al
pequeño número de estadounidenses en Corea, estaban transitando dentro de una
pequeña área alrededor de la ciudad de Pusan. Con la ayuda de las provisiones
estadounidenses y la ayuda aérea, las fuerzas ROK manejaron y estabilizaron
esta frontera. Esto inició una acción desesperada de aferramiento llamada el Perímetro
Pusan. Aunque llegó más ayuda de la ONU la situación era peligrosa, y parecía que
el Norte podría ganar el control de la península entera.
Un par de M40 dando apoyo de fuego a la 25ª división
de infantería del ejército de Estados Unidos, en Munema, el 26 de noviembre de
1951.
Reacción occidental
La invasión de Corea del Norte tomó por sorpresa a
Estados Unidos y a las otras potencias occidentales; Dean Acheson, del
Departamento de Estado, había manifestado al Congreso el 20 de junio que la
guerra no era probable. Sin embargo, un informe de la CIA a principios de marzo había previsto una
invasión en junio.
En audiencia pública por la invasión, Harry S. Truman estuvo de
acuerdo con sus consejeros en usar la fuerza aérea estadounidense,
unilateralmente, contra las fuerzas de Corea del Norte. También ordenó a la Séptima Flota proteger a Taiwán. Los Estados Unidos también
mantenían fuerzas sustanciales en Japón, lo cual permitió margen para una
intervención rápida. Las acciones estaban puestas bajo el mando del general Douglas MacArthur quien
estaba a cargo de las fuerzas estadounidenses en el Pacífico. Las demás
potencias occidentales mostraron inmediatamente su acuerdo con las acciones
estadounidenses y ofrecieron su ayuda en el conflicto.
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